SINOPSIS

En la corte de un déspota ilustrado se organiza un dudoso experimento psicológico para determinar “a ciencia cierta” quién cometió la primera inconstancia y/o infidelidad en el amor, si un hombre o una mujer. A tal fin, hace ya unos dieciocho años, cuatro bebés fueron separados de sus respectivos padres y criados en aislamiento. Ahora, por primera vez, se les dará a estos adolescentes libertad para salir de su encierro y conocerse.

¿Cómo se adaptarán sus cuerpos y sus mentes a estos nuevos horizontes? ¿Cómo responderán al verse a sí mismos por primera vez? ¿Y a otros individuos como ellos? ¿Cómo se relacionarán entre sí? ¿Cómo negociarán la relación entre el placer y el dolor en el falso edén diseñado para ellos?

Elegante y ligera, La disputa de Marivaux es tan de su tiempo como las cerámicas de Sajonia y las pinturas de Watteau. Pero a su vez, áspera y cruel, presagia la brutal exploración de las pasiones en Laclos y Sade. Estos contrastes dan nuevo vigor a uno de los temas predilectos del autor: el nacimiento y la sorpresa del amor.

ACERCA DEL AUTOR

Pierre Carlet de Chamblain de Marivaux (1688 – 1763), considerado hoy el dramaturgo francés más importante del siglo XVIII, escribe todas sus obras de teatro para las dos compañías parisinas más destacadas de la época: la Comédie Italienne (compuesta por actores italianos con un claro linaje de la commedia dell’arte) y la Comédie Française (que reunió en 1680 a los actores de la compañía de Molière con los ‘Grands Comédiens’ trágicos). Entre sus obras más importantes se encuentran La surprise de l’amour (La sorpresa del amor, 1722), La double inconstance (La doble inconstancia, 1723), La seconde surprise de l’amour (La segunda sorpresa del amor, 1727), Le jeu de l’amour et du hasard (El juego del amor y del azar, 1730) y Les fausses confidences (Las falsas confidencias, 1737) y finalmente La dispute (La disputa, 1744). Autor prolífico, Marivaux también escribió cientos de artículos periodísticos y dos importantes novelas: La Vie de Marianne (La vida de Mariana, 1731-1741) y Le Paysan parvenu (De campesino a señor, 1734/5). En 1743 es nombrado miembro de la Academia Francesa de Letras.

Marivaux, raramente representado en la Argentina, ocupa un lugar de privilegio en la producción de directores como Louis Jouvet, Jean-Louis Barrault, Jean Vilar, Roger Planchon, y Patrice Chéreau. Asimismo, es un autor fundamental para entender a muchos dramaturgos franceses de la segunda mitad del siglo XX, entre otros a Jean-Luc Lagarce y Bernard-Marie Koltès. La disputa, por ejemplo, fue particularmente importante en el desarrollo estético de este último, siendo uno de los intertextos de su Quai ouest (Muelle oeste, 1981).

MARIVAUDAGE

Con el término ‘marivaudage’ los detractores contemporáneos a Marivaux quisieron designar lo que ellos entendían como las inconsecuentes sutilezas lingüísticas con las que explora el origen y desarrollo de las emociones – lo que también llamaron su ‘metafísica del corazón’. Voltaire, por ejemplo, irónicamente observó que Marivaux parecía conocer todos los senderos del corazón pero nunca haber encontrado el camino principal. 

Pero éstas eran precisamente las más caras intenciones de Marivaux: anatomizar las variantes de los sentimientos amorosos. Acerca de su teatro dijo: ‘Yo he acechado en el corazón humano todos los nichos donde puede ocultarse el amor cuando no quiere mostrarse, y cada una de mis comedias tiene por objeto hacerlo salir de uno de esos nichos.’

Para ello nos muestra personajes buscando comprender lo que sienten e intentando expresarlo en palabras. Como bien apunta Mercedes Fernández en su introducción a De campesino a señor: “Los personajes de Marivaux aprehenden su yo verdadero en medio de la confusión, en medio de todas sus contradicciones, presos de la experiencia inmediata. Lo existencial prima sobre la esencia, o mejor, constituye la propia esencia. Cada cual toma conciencia de su metamorfosis en tanto en cuanto se prepara para aceptar la verdad que emerge de las situaciones vividas. El amor será una prueba definitiva y la más elocuente.” La verbalización de sus emociones es fundamental para el proceso de aprehensión de las mismas. Pero al mismo tiempo permite a los personajes velar algunas de ellas.
LA PUESTA Y SU ESTÉTICA

La obra presenta dos mundos: el del Príncipe, su corte y Hermiane por un lado, y el de los adolescentes por el otro. A las condiciones en estos dos mundos responden los dos estilos de actuación marcadamente diferentes con los que los actores abordaron la construcción de sus personajes.

Hermiane y el Príncipe son individuos cerebrales. La agilidad y sutileza de sus respectivos discursos, y crucialmente, el rol voyeurista que asumen, ciñen su accionar a la esfera intelectual. Su desenvolvimiento también es agarrotado en función del decoro que deben guardar. Sus gestos y posicionamiento responden principalmente a las fuerzas sociales que los anclan, así dando expresión al subtexto social que encuadra su disputa.



Todo esto contrasta marcadamente con el registro actoral de los cuatro personajes adolescentes, que se caracteriza por su fisicalidad y su dinámico arrojo. Jean Giraudoux ha observado que “[l]as mujeres de Marivaux son las hermanas mayores de las mujeres de Laclos” y que “[s]us vacilaciones, sus decisiones no vienen valoradas por su inconsistencia, sino al contrario por la vida que les confiere un cuerpo que no deja de imponerse ni un momento.” Esta caracterización del cuerpo en las obras de Marivaux resulta especialmente apropiada para La disputa, y no sólo del cuerpo femenino, sino del de todos los personajes adolescentes. El “curioso espectáculo” que propone el Príncipe reside en el vertiginoso viaje de autodescubrimiento de los jóvenes. Estos adolescentes piensan con el cuerpo y conscientemente buscan identificar la localización física de todas las sensaciones, emociones y sentimientos que los afectan a fin de comprenderlas mejor.


Todo esto inevitablemente conduce a una saturación físico-emocional. Una de las violencias perpetradas sobre ellos (y uno de los aspectos más oscuros de la pieza) es la velocidad con la que se los fuerza a lidiar con nuevas y fuertes emociones hasta entonces desconocidas por ellos. Procesos formativos que normalmente llevan 12 o 13 años son forzados sobre ellos en el espacio de unas horas: en rápida sucesión experimentan un nuevo entorno, ven sus propios rostros por primera vez (primero en las aguas de un arroyo, luego en una miniatura, y por último en un espejo), descubren que hay otros seres como ellos en el mundo, se enamoran y exploran tentativamente su sexualidad.


La identificación con esta evocación del desarrollo de sus primeras sensaciones y emociones está circunscripta por un progresivo efecto de alienación, producto de esta misma precisa intensidad. La fisicalidad de estos adolescentes responde a la deformación causada por la sobresaturación sensorial y emocional a la que son sometidos. Este distanciamiento debería permitir una reflexión crítica sobre la perversidad y crueldad del experimento, así como sobre el valor del comportamiento de los adolescentes.


El trabajo corporal de los actores que interpretan a los adolescentes fue abordado a partir de ciertas teorías afectivas y concepciones sentimentales del siglo XVIII. Esta musculatura afectiva, a su vez, está relacionada con la fisicalidad de los comediantes italianos (que cabe destacar ya no era la misma que la de los primeros actores de la commedia dell’arte que llegaron a Francia en el siglo XVI) y la profundidad psicológica de los comediantes franceses. Pues Marivaux escribe sus obras en la intersección de estas dos tradiciones. La similitud existente entre ciertas imágenes escénicas de esta puesta y ciertos grabados del siglo XVIII o ciertas pinturas de Antoine Watteau (1684 - 1721), François Boucher (1703 - 1770) o Jean-Honoré Fragonard (1732 - 1806) son el resultado de las bases conceptuales adoptadas del siglo XVIII y no de una mimesis superficial.


La puesta busca un balance entre lo ligero y lo oscuro, lo delicado y lo brutal, lo cómico y lo cruel.
LA NACIÓN - 28 de noviembre de 2009

Sobre la infidelidad y los géneros
Una obra del siglo XVIII, que vuelve con aires frescos e ímpetu juvenil

Sábado 28 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa 

Calificación LA NACION:  
La disputa, de Marivaux. Elenco: Daniela Nirenberg, Sebastián Ziliotto, Alberto Figoli, Sonia Martínez, Cecilia Kassabchi, Santiago Dinelli, Gabriela Pastor, Diego Acosta, Guillermo Weiss y Melisa Santero. Vestuario: María José Duggan. Maquillaje: Guillermina Guardia. Luces: Omar Possemato. Escenografía y dirección: Sebastián Kalt. En el Teatro del Sur, Venezuela 2255, los domingos a las 20. Duración: 90 minutos.

Nuestra opinión: buena

Despojado de los firuletes rococó con que se lo ha representado tradicionalmente, el teatro de Pierre Carlet de Chamblain de Marivaux (1688-1763) muestra hoy su vigorosa musculatura y su sólido esqueleto. Fue el dramaturgo francés más resonante en la primera mitad del siglo XVIII, junto con Voltaire. Los enciclopedistas lo consideraron un autor menor, y ese calificativo -que relegó a Marivaux al limitado ejercicio de una galantería ingeniosa, pródiga en mohines y reverencias- perduró hasta que, desde 1950, comenzó a ser rehabilitado por los grandes directores de su país: Vitez, Vilar, Planchon, Chéreau. En su Historia de la literatura francesa, Emile Faguet lo define como "el pintor del amor naciente, que se ignora aún, o que se descubre y se interroga, y que se desarrolla al interrogarse y crece al definirse".

La trama de La disputa (estrenada en 1744) se anticipa en casi medio siglo a Così Fan Tutte (1790), la ópera de Mozart sobre libreto de Da Ponte, desde la visión de la inconstancia femenina. Ambos libretos coinciden en el género: el cuento moral, tan caro a Voltaire y cuyos ecos alcanzarían, a fines del XVIII, a Laclos (Las relaciones peligrosas) y al marqués de Sade. Aquí se trata de una pareja noble que asiste, desde un escondite, al encuentro de dos pares de adolescentes que, por capricho de un déspota ilustrado, fueron criados cada uno en total aislamiento de sus congéneres y del mundo todo, salvo el matrimonio de criados que los atiende.

El propósito es determinar cuál de los dos sexos, en el alba de la humanidad, empezó por ser infiel al otro, y en qué medida la mujer es la más frágil depositaria de un amor constante. Las mutuas revelaciones empiezan por ser insólitas y divertidas, hasta que poco a poco evolucionan, de la inocencia y la ingenuidad, hacia el drama y hasta un atisbo de tragedia.

Es ingenioso el enfoque del director Sebastián Kalt, quien potencia la carga sexual que en el original es implícita y acá se vuelve muy explícita y acentúa lo que de cruel y perverso (son sus palabras en el programa de mano) abriga el experimento. La juventud de los intérpretes (salvo los maduros criados) coincide con la de los protagonistas, pero su notable destreza acrobática supera, de lejos, a la vocal. Esta carencia, la morosidad del comienzo y el abuso de un recurso inexplicable (risas y aplausos grabados, como los que tanto molestan en las comedias norteamericanas de televisión, Friends, Seinfeld y compañía), conspiran contra el resultado final. Pero sería injusto no reconocer el entusiasmo del elenco y la oportunidad que se nos brinda de conocer un texto valioso.

Ernesto Schoo
Link: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1205024
ACTORES


a

Hermiane

Daniela Nirenberg



a

El príncipe

Sebastián Ziliotto


a

Carisa

Sonia Martínez



a

Mesrou

Alberto Figoli


a

Egle

Cecilia Kassabchi


a

Azor

Santiago Dinelli


a

Adina

Gabriela Pastor



a

Mesrin

Diego Acosta


a

Dina

Melisa Santoro


a

Meslis

Guillermo Weiss


PRODUCCIÓN


Fotografía y diseño gráfico


Juan Pedro Yelpo

***

Escenografía


Sebastián Kalt

***

Vestuario


María José Duggan

***

Maquillaje


Guillermina Guardia

***

Iluminación

Omar Possemato

***

Asistente de producción


Rodrigo Pérez

***

Dirección


Sebastián Kalt


Esta puesta en escena de
La disputa de Marivaux
fue estrenada en octubre del 2009
en el Teatro del Sur,
donde hicimos una segunda temporada en 2010.
AGRADECIMIENTOS


Marcela Bidegain, Stephan Blatti, María Emilia Franchignoni, Fundación Teatro del Sur, Erika Holversen, Héctor Jatzkevich, Javier Kalhat, JCK, Alexia Moyano, Leandro Mozzone, Cynthia Nion, Marta Taborda, Jorgelina Orihuela, Blanca Pocicovich, Edy Periche, y SuPostal.